Palomas y buitres

agosto 11, 2008

Transiciones


Mi amor era profundo.

Como el alba ritual que desentierra
un horizonte nuevo
cada día
de las entrañas místicas del tiempo.

Como el dedo perfecto
que articula,
con precisión de artista,
el enigma del mundo en su falange.

Mi amor era profundo.

Pero, tal como cae la mañana
en el oscuro pozo
de la noche,
como acaban los dedos
entregando
su innata perfección a los gusanos,
así la eternidad
se martiriza a diario
arrojándose al foso de las fieras,
donde al punto mastican
sus despojos,
en urgente vorágine de fauces.
los oscuros cachorros de la nada.


Aquí vivió mi amor: en este mundo
donde oscurece a diario,
donde es ley que redacten
nuestros sueños,
al tiempo de morir, un minucioso
testamento en favor de los gusanos.
.
Vivió y duró bastante.

Un día despertó
con una lucidez desconocida
y entendió que era tiempo de marcharse.
Alegando objeciones de conciencia,
desertó de sus sueños,
se fundió en un abrazo voluptuoso
con la fugacidad
y dejó abandonado
el equipaje inútil de su historia
girando impunemente
en la cinta sin fin de un aeropuerto
Y desnudo,
despojado y frugal como los santos,
una tarde soleada
se abandonó en los brazos del martirio

Ese día saciaron
el hambre milenaria de absoluto
los voraces cachorros,
los negros carroñeros
del amor.

Escrito por Cristina Longinotti :: 23:30 :: 0 Comentan:

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